Un día alguien me enseñó que es muy tonto caerse y seguir en el suelo. También hubo alguien que me enseñó que la vergüenza y el miedo eran para las personas más débiles, y que todo podría ser más fácil a base de reírse sin motivos. Que lo material no tenía ninguna importancia y que lo que importaba de verdad era tener la seguridad de que nunca iba a estar sola. Alguien me proporcionó toda esa seguridad y me hizo sentir única y especial. Y nunca descubrí una sensación tan gratificante como la que sentí el día que empezaste a caminar a mi lado. Esa persona tan importante es él.
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